

La motivación es un estado de ánimo que ayuda a las personas a realizar una actividad, dirigiendo su atención hacia la meta que se pretende alcanzar.
En los adultos, la motivación se relaciona comúnmente con aquello que cubre una necesidad y produce placer o bienestar. Como estado interno, se genera al darle valor a aquello que se considera necesario, por ejemplo, puede ser el reconocimiento laboral o social, dinero o las posesiones materiales, por mencionar algunos. En pocas palabras, en la edad adulta, la motivación puede traducirse en metas que muevan hacia ciertas conductas o esfuerzos.
Sin embargo, en los niños, la motivación es una consecuencia de su aceptación incondicional como persona, y de los mensajes positivos que le trasmiten las personas sobre su potencial, debido a que están en una etapa de crecimiento y desarrollo, donde están construyendo su auto concepto y su autoestima a través de relaciones sociales.
Es un hecho que, si un niño está motivado, será un niño feliz que se sentirá capaz de cumplir satisfactoriamente sus metas y tendrá un mejor desarrollo social y emocional. Cuando esto ocurre, inconscientemente va grabando en su interior emociones y creencias que lo motivan y que pueden traducirse en frases como: ¡yo valgo mucho!, ¡yo puedo!, ¡yo sí sé!, ¡si me equivoco no soy menos! entre otras.
En contraste, un adulto puede identificar que un niño no está motivado cuando el pequeño piensa que no es capaz de lograr las cosas o, simplemente, no quiere intentarlo. Frecuentemente sólo se pone atención en el gran reto que tienen los niños al aprender lo necesario para lograr el éxito en la vida, sin embargo, se olvida que el hecho de que tengan deseos de hacerlo también es algo fundamental en su desarrollo y, de hecho, también es súper importante en el proceso de aprendizaje.
Si un niño encuentra la motivación, seguramente será una persona exitosa en todos los ámbitos de su vida desde temprana edad, lo que podrá observarse en su buen aprovechamiento escolar y en las sanas relaciones que establezca con las personas que están a su alrededor, desde otros niños, hasta sus maestros y familiares, pero ¿qué hago para mantener a mi hijo motivado? Aquí te dejamos 7 consejos para lograrlo:
- Hazle pensar y sentir que vale mucho por lo que es.
- Dile, cuando se equivoque o cometa errores, que el error está en la conducta y no es su persona, llevándolo a la reflexión sobre el error cometido y aprender de él.
- Recompensándolo cuando logre sus metas.
- Usa un tono de voz regulado para cada situación. Ten en cuenta que el niño primero siente, y después piensa.
- Ayúdale a establecer metas según su edad y a celebrar sus logros.
- Permítele escoger su ropa, juguetes, diversión y otras situaciones más importantes según su edad.
- Facilítale que participe y se desarrolle en actividades de acuerdo con sus talentos e intereses, pueden ser actividades deportivas, artísticas, culturales, entre otras.
Seguir estas recomendaciones ayudará a los padres de familia a motivar a los niños en el hogar.
Padres y maestros debemos conformar un verdadero equipo de trabajo donde juntos colaboremos, participemos y nos comuniquemos eficientemente para definir los mejores caminos para que el niño vaya alcanzando logros y conquistando metas, siempre motivado por un ambiente sano, cálido, afectivo y cordial, así, cuando el niño sea adulto, podrá auto motivarse y tener una mejor calidad de vida.